miércoles, 15 de julio de 2009

¿Y si los fantasmas existen?

Hace algún tiempo me enamoré de un hombre, mejor dicho, de un personaje creado por un hombre en un libro maravilloso Confesiones del Diablo Ilustrado. A ese hombre nunca lo he visto y lo más probable, nunca lo veré, ni siquiera sé si existe o solo es fruto de la imaginación de alguien ingenioso. Pero fue a él a quien comencé a escribir estas letras porque creí era uno de los últimos unicornios. Un día descubrí que mi unicornio estaba más cerca de lo que creía, que lo conocía muy bien y él mucho mejor a mí. Mi unicornio dormía conmigo en la misma cama y me daba aliento para lograr las cosas que no me creía capaz de alcanzar. Él es el verdadero autor de este espacio, yo soy solo el medio. A mi amor por estar para mí y por supuesto para ustedes, ahí les va la nota de hoy:

Estás ahí o es mi sombra que me roza desde el misterioso mundo de mi espíritu movedizo e inconforme. Ya sé que encontrarte o no, no es cura contra el espanto de la vida cotidiana, saber que existes o no, esa duda inquebrantable, esa fe de que estás a pesar del tiempo, de que te atrapo en una canción de Silvio, de Frank o de Sabina es la salvación de mi alma, esta alma peregrina que no sabe si es ángel o demonio, como dice nuestro amigo Daniel, " todos somos fango y éter, puros e impuros". No sabes quién soy pero me atrevo a hablarte porque necesitas mis palabras en este mundo plagado de libros de autoayuda que te hacen creer que ya no hay imposibles y con eso te quitan el poder de soñar, el poder de volar, el poder de creer en ese otro que te espera y te necesita para ser feliz.

¿Por qué te escribo? Porque es divertido crear un fantasma sobre todo si ese fantasma tiene las alas que no me atrevo a usar. Un fantasma que sea la pasión que palpita dentro de mí y que se escapa cuando no debe, la libertad de la palabra que no me atrevo a decir, el amor que da sin pedir nada. No me creerás pero hay días en que me agobia la desesperanza de saber que el reparador de sueños es solo una canción y que cada vez hay menos unicornio debatiéndose en las tinieblas de lo posmoderno para salvar la ternura, esa ternura en la que nadie cree.

Guardo solo para mí los rastros de locura que me agobian, este rostro solo es tuyo, lo verás a través de mis páginas. Remontar las naves de la imaginación y llegar al corazón de los otros es el mayor sueño de mi vida, como un alquimista de espíritus quisiera ser, atraparte en la red de mis palabras. Solo te pido que me dejes seguir regresando a tu vida, a nuestras vidas, porque hay que vivir para saber que signo lleva el amor. Créeme déjame ser

Tu fantasma

0 comentarios: