domingo, 4 de diciembre de 2011

Fuimos lo que fuimos…

Para Maylen Villamañan una gran y querida amiga...

Quiero pedirle prestado el título a Jorge Drexler para escribirle a una amiga de la universidad a la que hace mucho no veo, pero es una de mis mejores amigas y cumplió años el 2 de diciembre por Venezuela así que no pude felicitarla debidamente, por eso esta entrada es para ella.

Tengo la suerte de contar con excelentes amigos, muchos de mi época en la UCLV, a los que a pesar de no verlos, me unen lazos de afecto que ni el tiempo ni la distancia pueden romper. Es increíble como uno conserva recuerdos lindos de la vida estudiantil: el sabor del vino del Reparto Universitario y sus pizas para nada napolitanas pero que tanta hambre nos mató, los viernes de la buena suerte en el Mejunje, las noches en el club de nuestra querida universidad, los festivales culturales, para que hablar de la pasión de los Criollos, los apagones del 900 o “1800“como maliciosamente le llamábamos y ese espíritu crítico que nos inculcaron en sus aulas.

Hay olores que tengo grabados en mi memoria de la UCLV y tanta nostalgia de esos años, de mi gente, pues encontré amigos para toda la vida en ese lugar. Recuerdo que nosotras las psicólogas descubrimos allí un afán de independencia, de ser nosotras mismas, aun cuando no fue nada fácil encontrar el camino, incluso nos apropiamos de una canción de la nueva trova de Pablo Milanés que sentíamos que nos retrataba y la cantábamos a voz en cuello:

Yo, vine creciendo y me forjé

cual mi generación distinta

a la de ayer.

Soy, continuidad de mi niñez,

que es hija del sudor

de los brazos que amé.

Soy como quisieron ser

pero tratando de ser yo,

ni menos mal

pero en verdad

ni menos bien.

No ha sido fácil tener

una opinión que haga

valer mi vocación

mi libertad para escoger.

Amo sin ver lo que en el futuro

tenga que acontecer

dejo al sentir más puro,

florecer.

Ámame sin temor alguno

que yo he de prometer

fidelidad a mi modo de ser.

Yo, yo sólo tengo la razón

de quien quisiera ser

mejor de lo que ayer.

Yo, pongo en tu mano el corazón

con toda mi virtud,

mi egoísmo también.

Sufre conmigo el error que cometeré

goza también lo que de bien

se ha de lograr sin pretender,

sube conmigo a encontrar el escalón

que evocaré para llegar

a ese lugar que un día soñé.

Amo sin ver lo que en futuro...

En la universidad también se forjaron historias de amor: unas apasionadas y breves, otras largas y profundas y algunas con lazos duraderos que siguen hasta hoy. Sin dudas todos tratamos de construir nuestra primera relación sólida en los pasillos universitarios y para muchos fue el fracaso del primer gran amor. Es increíble como todos atesoran esas historias universitarias, las pequeñas travesuras de una edad en la que creemos tener el poder de cambiar el mundo. Para hacer honor al título de esta entrada me despido con la letra de Jorge que escuchamos y cantamos en esa época un cuarteto de amigas, porque todavía recordar sus días nos acelera el pulso y nos llena de nostalgia...

Porque entre el lunes y el martes,

me sobra tiempo para necesitarte

Porque me miento si digo,

que tu mirada no fue mi mejor testigo

Porque aunque ya no me duelas,

a veces busco tu nombre en mi chistera

Porque aún no vino el olvido,

para llevarse el último de tus abrigos.

Por los besos que aún nos quedan en la boca

por los miles de homenajes que nos dimos

por nadar y no guardar nunca la ropa

por los dedos juguetones del destino

porque fuimos lo que fuimos, porque fuimos lo que fuimos...

Porque puesto a confesarte,

aún le tengo miedo a tenerte delante

Porque en cuanto me descuido,

me atropella algún recuerdo en el pasillo

Porque no puedo negarte,

que te quise sin querer y más que a nadie

Porque mi doctor previno,

que para este corazón estás prohibido…